El 21 de Agosto de 2007 empezamos un viaje para recorrer algunos países de Sudamérica: Brasil, Bolivia, Perú, Chile, Argentina y Uruguay. Hemos creado esta bitácora para ir anotando las cosas que pasan a espectadores como usté.
Habrá dos territorios separados: uno lleno de lo que Ana haya visto y el otro no.

Que lo sepas...

“Durante mucho tiempo estuve pensando que la vida, la vida de verdad, estaba aún por empezar. Pero siempre había un obstáculo en el camino, algo que debía solucionarse en primer lugar, algún asunto inacabado, ocupaciones, deudas por pagar. Finalmente me di cuenta de que todos esos obstáculos eran mi vida. Esta forma de ver las cosas me ha enseniado que no existe un camino hacia la felicidad. La felicidad es el camino. Así que valora cada momento que vivas y recuerda que el tiempo no espera por nadie. La felicidad es un viaje, no un destino." (Souza)

CXLIII (12/01/08) Buenos Aires, AR

Buenos Aires, Argentina
Hoy dedicamos todo el día al barrio Recoleta.
Paseamos por la serie de parques sucesivos que se extienden por toda la Avenida de el Libertador. El calor es insoportable estos días, pero aguantamos estoicamente hasta refugiarnos en el Museo de Bellas Artes. Hicimos un recorrido por el arte europeo desde el medievo hasta casi nuestros días. Vimos algunas obras muy interesantes. Yo me quedé prendada de dos cuadros de Modigliani y un tapiz de Miró.
Seguimos nuestra ruta hasta llegar a un paseo de artesanos. Entramos en la Basílica de Recoleta y en el famoso cementerio donde están enterradas cantidad de personalidades argentinas, entre ellas Evita Perón.
Robamos ideas de decoración de un centro de galerías de diseño e interiorismo y nos sentamos en el verde a ver caer la tarde, mientras pandillas de viejos y jóvenes mateaban y reían.
-Ana-

Recoleta
Todo un lateral del barrio está invadido por densas zonas ajardinadas, además de que la mayoría de sus calles (en las que predominan edificios modernos, de los 60 en adelante) cuenta con agradables sombras. A imagen y semejanza de sus hermanas mayores, Madrid y París, jardines y estatuas ecuestres proliferan con impunidad.
Es sábado por la mañana, de un cálido mes de verano y las enormes vías de diez o doce carriles están casi desiertas. A pesar de que el sol luce en lo alto y que la gente camina vestida por la calle, el ambiente tiene algo de fantasmal o extraño. Parece un mal augurio que el aire no esté lleno de humos y el ruido no nos ensordezca. Muy al contrario, los parques resultan apetecibles. Los grandes y altos rascacielos de viviendas se ven, algo alejados, como si fueran inofensivos.
Vemos el Palacio Alvear, un edificio de herencia modernista y parisina que alberga el Museo de Artes Decorativas. Como tienen un horario de apertura poco hospitalario (de 14 a 19), nos vamos arrastrando los frustados pies a otra parte.
Nos encontramos, aupada a una media loma, la Biblioteca Nacional. Es un edificio moderno y vanguardista. Hormigón a raudales, empacho de hormigón con algún azulejo. Más que sólido, parece pesado, robusto en exceso y, por ello, algo torpón. De gruesa cabeza y de fuerte cuello.
Entre los frondosos árboles de la Plaza de Urquiza se nos aparece el Museo de Bellas Artes. Recién pintado en granate oscuro... bueno, casi embarrado de pintura, sin un solo detalle que realce su arquitectura. La colección, en su interior, es interesante y recorre la historia de la pintura europea, con obras de arte de los artistas más representativos. Es una lección rápida de evolución artística, de construcción de la estética occidental sobre la que se sostiene nuestra cultura.
Además, el museo cuenta con dos exposiciones reveladoras relacionadas con Tomás Maldonado. Desconocido para nosotros hasta ese momento, se trata de un artista y diseñador argentino. Trabajó como docente en la época dorada de la Universidad de Ulm, donde participó en numerosos proyectos a la vanguardia del diseño industrial, como un prototipo de máquina de escribir ergonómica para Olivetti.
Otro tesoro que esconde el hermoso barrio es su cementerio. Estrechos mausoleos de piedtra o mármol dan cuenta del poder económico de las familias que tenían acceso a este camposanto, que fue el primero de la ciudad. Muchos personajes históricos permanecen aquí enterrados y, de todos ellos, la que más curiosidad suscita es la de Evita Perón. Hay toda una historia larga y complicada en torno a los lugares en los que permaneció el cuerpo de esta diva popular, entrelazada además con varios robos del cadáver de un político de la época que se usaron como moneda de cambio por la izquierda para lograr objetivos políticos.
Se pueden ver magníficas puertas y mausoleos adornados con bellas estatuas alegóricas. También aquí descansa un premio nobel de química (descubrió cómo deslactosar la leche y, parece, que también la salsa rosa o salsa golf).
Continuamos nuestro largo paseo por un mercadillo de artesanías y manualidades y, después de comprarnos unas pequeñas mariposas de vidrios de colores, visitamos el centro comercial Buenos Aires Design. En él se pueden encontrar tiendas de decoración y muebles bastante exclusivos y orignales. Disfrutamos paseando y viendo. Nos volvimos a ver las caras con una bonita lámpara de cuentas de colores que ya habíamos visto en una galería de Salta. También se nos hizo la boca agua con unos móviles de Calder (reproducciones, claro), a los que hace tiempo que les teníamos ganas.
-Luis-

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