El 21 de Agosto de 2007 empezamos un viaje para recorrer algunos países de Sudamérica: Brasil, Bolivia, Perú, Chile, Argentina y Uruguay. Hemos creado esta bitácora para ir anotando las cosas que pasan a espectadores como usté.
Habrá dos territorios separados: uno lleno de lo que Ana haya visto y el otro no.

Que lo sepas...

“Durante mucho tiempo estuve pensando que la vida, la vida de verdad, estaba aún por empezar. Pero siempre había un obstáculo en el camino, algo que debía solucionarse en primer lugar, algún asunto inacabado, ocupaciones, deudas por pagar. Finalmente me di cuenta de que todos esos obstáculos eran mi vida. Esta forma de ver las cosas me ha enseniado que no existe un camino hacia la felicidad. La felicidad es el camino. Así que valora cada momento que vivas y recuerda que el tiempo no espera por nadie. La felicidad es un viaje, no un destino." (Souza)

I (21/08/07) Salvador, BR

Salvador de Bahía, Brasil
El viaje en avión, como todos los viajes largos, fue un poco agobiante. Yo vi tres películas malas, malas que aún así ayudaron a que el tiempo pasara rápido.
Cuando llegamos a Rio fuimos a la cinta de equipajes por si salía el equipaje por equivocación, pues estaba facturado para Salvador. Parece que ya nos olíamos que algo iba a pasar pues las mochilas no aparecieron, no porque fueran directas al destino final, si no porque nunca habían salido de Madrid. Hicimos la reclamación y fuimos a agarrar el siguiente vuelo, nos ahorramos el tener que declarar en la aduana, todo tiene su lado positivo...
En Salvador nos esperaba un taxista con nuestro nombre en un cartel y nos llevó al hotel. La primera impresión del hotel fue horrible, la calle tenebrosa y solitária parecia imposible que formara parte de todas las fotos que habíamos visto de Salvador. Creo que ya nos habíamos desacostumbrado a lo cutre, después de casi un anio y médio en el super complejo Iberostar 5 estrellas, es difícil no hacerlo. El caso es que cuando amanece todo se ve de otro color y en este caso no fue diferente.

-Ana-

SALIDA
Un salto de 6927 km y un cacho.
- Luis -

II (22/08/07) Salvador, BR

Salvador de Bahía, Brasil
Amaneció de otro color: el mar se ve desde la ventana y la calle está llena de gente y vendedores ambulantes gritando y cantando.
Pelourinho es la zona del centro histórico, es colorido, ruidoso, musical, soleado, alegre, antiguo. Iglesias, casas antiguas y mucho arte que respirar. En definitiva es muy bonito pero la gente que vive en la calle puede hacer que sea insoportable. Todo el mundo te pide, te vende, te ofrece, te persigue, te incomoda. Realmente no me siento tranquila.
Como es de esperar en el primer día de todo viaje, no muy ubicados comimos y cenamos "in turist restaurants". Cuando volvimos al hotel nos estaban esperando nuestras mochilas, que nunca habían sido tan queridas.

-Ana-

SALVADOR (Datos)
- El nombre de Brasil se debe a un árbol que los portugueses comenzaron a exportar por sus buenas propiedades para tenir tejidos. El árbol se llama "Palo de Brasil" y casi llegó a extinguirse.
- Brasil es unas 17 veces mayor que Espania y unas 5 mayor que Alaska.
- El comercio de esclavos trajo a Brasil más de 4 millones y medio de personas (fundamentalmente africanas) desde 1550 a 1850. Los esclavos trajeron a su vez una religión tan arraigada que se ha mantenido a lo largo de los siglos, aunque haya tenido que hacerlo bajo el aspecto de un catolicismo efervescente. El Candomblé y la Macumba son prácticas religiosas en forma de puzle. En Salvador de Bahía hay 160 iglesias católicas y 1600 terreiros (lugares donde se practica el Candomblé).
-Luis-


III (23/08/07) Salvador, BR

Salvador de Bahía, Brasil
El hotel, aunque no muy bonito ni confortable tiene como ventaja su agradable personal que nos sirve de guía turística y cada día nos ofrece varias alternativas de ocio. Hoy, siguiendo sus consejos nos fuimos a Praia Framingo, a una hora y media del centro. Un paseo en autobús por toda la costa. Allí estuvimos frente al Atlántico escuchando música y espantando a vendedores ambulantes (unos 50 en dos horas).
De regreso paramos en Barra, un barrio playero. Nos hicimos unos bocatas que comimos en el faro, otra vez mirando al océano y espantando personal.
Paseamos en la noche por Pelourinho y tomamos una cerveza en una terraza con música en vivo, versiones de Marissa Montes y Tribalistas, auténtico. Cenamos en un café muy acogedor.

-Ana-

PESCADORES (Fotos perdidas)
Dos pescadores a la sombra de una caseta destartalada, entre la playa y la carretera que recorre la costa atlántica (de Salvador a Praia do Flamengo). Conversan. El más viejo tiene la barba cana, lo que da un aspecto de automática sabiduría y templanza infinita a su arrugado rostro negro.A su lado se amontonan largas barcas de remo gastadas por el sol y, detrás, el mar açade un punto de desorden de belleza verde y azul y blanca.
-Luis-

IV (24/08/07) Salvador, BR

Salvador de Bahía, Brasil
Nos levantamos cada día a las 6:00 de la maniana, hacemos una tabla de ejercicios y desayunamos con café, ninguna de las tres cosas habitual en nosotros... será el tiempo libre que nos transforma?
Vamos a Nuestra Seniora de Bonfim (en la península de Itapagipe), una de las iglesias más importantes de Salvador y de donde provienen las famosas pulseras que te regala la gente que fue a Brasil. Es un lugar precioso desde el que se ve toda la ciudad y donde se mezcla la religión católica y el Candomblé. Hoy era San Bartolomé.
La gente se emociona frente a la virgen y piden su milagro particular pues saben que Nuestra Seniora de Bonfim es milagrosa.
Después de esta sesión espiritual damos un gran paseo hasta llegar a la playa donde hay un antiguo fuerte, el Forte de Monte Serrat. Es una zona muy tranquila. Disfrutamos de un partido de futbol en la arena de negros musculosos en calzoncillos, todo un espectaculo.
De vuelta a la zona del centro, entramos en el Mercado Modelo a comprarnos un souvenir, unas pulseras y un collar de semillas. Comimos un menú local sustancioso y económico. Regresamos en un elevador (que une la Cidade Baixa con Pelourinho) como los que hay en Portugal, la verdad que esto nos recuerda mucho a una ciudad portuguesa... será la historia.
Repetimos noche de concierto en la terraza, esta vez amenizada con Bossa Nova.

-Ana-

ADRENALINA
Después de redondear su misa del viernes en Bonfim con un sermón que quedará grabado en la mente de los bahianos por mucho tiempo, el cura sale a la sacristía. Tiene un porte poderoso, mulato y fuerte.Las senioras lo abrazan y él las saluda. Para todo el que se acerca tiene una palabra acertada, una caricia generosa, una mirada condescendiente. Parece que todo lo puede, como si parte de la grandeza de su dios se le quedara pegada a la piel de tanto evocarla.La ceguera de los creyendes de Bonfim agudiza sus ojos, sus enfermedadse lo sanan. Se hace más y más fuerte en la medida en que ellos son más débiles; más necesario cuanto más lo necesitan.Bebe de un trago un pequenio vaso de zumo que una mano le alarga y acaricia la mejilla admirada de una ninia antes de entrar de nuevo a la iglesia: otro asalto más.
-Luis-

V (25/08/07) Salvador, BR

Salvador de Bahía, Brasil
Hoy iba a ser un día de playa, pero al final decidimos quedarnos a pasear por Pelourinho. Llevar un presupuesto ajustado hace de pasear la mejor opción. Caminamos por calles empedradas, entre casas coloridas. La música salía de todos los rincones y en un callejón disfrutamos de los tambores bahianos tocados por ninios.
Comimos en un restaurante "de a kilo", que es algo muy común aquí: tomas la comida que vas a comer de un buffet y pagas en función de su peso. Yo comí 450 gramos y Luis 550.
Continuamos paseando. Debido a nuestro ya sabido escaso presupuesto para esta ciudad demasiado turística, nos dedicamos a caminar, dibujar, escribir, leer,... en fin, cosas que no cuestan dinero.
Cenamos pobremente, pero aún así reservamos unos reales para tomar una cerveza en nuestro café favorito.
-Ana-

Venta ambulante
Trozos de azulejo, de espejo y de vidrio; pantalones, camisetas; sombrero y gorros; pulseras y collares de todo tipo; se mide la tensión; agua de coco natural, helada o salada; bolsas, sandales, maletas... de cuero (toda una calle dedicada a eso); relojes; helados; fundas y cargadores para móviles; pendientes; pegatodo; bolígrafos y llaveros; imanes para la nevera con formas de animales; frutos secos (especialmente anacardos); frutas y plantas; hamacas, mantas y alfombras; unas bolsitas llenas de algo verde que parece césped picado (pero que es eucalipto); cinturones; cuchillas de afeitar; tarjetas de teléfono para alquilar; puestos de fruta pulcramente ordenados por colores; pulseras bahianas (se te cumple un deseo cuando se te caen); fotos con mujeres bahianas vestidas con su traje tradicional (faldón armado, tipo mesa camilla, corpinio, turbante y grandes pendiente); chocolate; huchas de cerdito ordenadas en escalera; tazas metálicas con escudos de equipos de fútbol; palomitas de maíz normales y con miel; cuscús de mandioca; tabaco; camarones con limón (en la playa); trenzas de todos los tampanios posibles; dos muniecos que cuelgan de un hilo (son jugadores de fútbol, uno con el culete en pompa y el otro con una lanza que le mete por detrás al primero a cada meneo del hilito); maíz tostado; antenas para tv hechas con palos de escoba; morteros; todo tipo de material de ferretería; paraguas; juguetes; paniuelos; despertadores; libretas; se reparan relojes; se hacen sellos y llaves; galletitas de coco; bizcocho; escobas; palmito; trozos de queso que tuestan al fuego; cacahuete tostado y cocido; cachorros calientes; manzanas dulces; comida típica bahiana; libélulas de alambre y cuentas de colores; rambuta (fruta parecida a un oricio rojo); figuritas móviles hechas con latas de refresco (helicópteros, norias, etc.); toallas bordadas; verduras; moldes para hacer empanadillas; calcetines; taladros; empanadas; sujetadores; trenecitos de juguete; fresas; mp3; tijeras de manicura; encendedores de chispa para cocinas de gas; fundas plásticas para el televisor; tangas; fundas para dvds y cds; bikinis; pinzas para el pelo; calculadoras; pilas; caramelos; mandioca al peso; revistas atrasadas; ajos; alpargatas; candados; flores de plástico; "folha de indio" (dulce envuelto en papel fino); mazorcas de maíz hervidas; libros de segunda mano; ropa de ninio; tirantes transparentes para sujetadores; incienso...
-Luis-

VI (26/08/07) Salvador, BR

Salvador de Bahía, Brasil
Domingo a la bahiana. Tomamos un autobús al barrio de Ondina, para ir al Zoo. NO había ningún turista en ese zoológico gratuito, en el que descubrimos las emas y los ararás (un tipo de avestruz el primero y de loro el segundo, sólo pertenecientes a esta zona). También pudimos pasear bajo un ejemplo bien conservado de Mata Atlántica, una selva húmeda también característica de Brasil.
Paseamos por la playa y nos tomamos una cerveza con un "cachorro quente" en una terraza amenizada por el ruido del mar y la música tropical. Desde Ondina fuimos caminando en un largo paseo hasta la playa de Barra. Allí había un encuentro de muchas escuelas de Capoeira, que hicieron bailes y demostraciones en la calle.
Los hombres y mujeres bahianos tienen una belleza especial, sobretodo los mulatos. Cuídan mucho sus cuerpos y verlos bailar es una delicia.
-Ana-

Afeitarse

Un anciano sucio y delgado, sentado en la esquina de las calles Chile y Padre Vieira se rasura con vigor. No hay agua caliente, ni after shave, ni cremas especiales. Tampoco hay casa, ni familia, ni amigos. Sólo resta ya para él una soledad pegajosa como una baba densa de resaca; una soledad para la que debería inventarse una nueva palabra; una soledad tan terca como la muerte y, a ratos, muy parecida a ella.
-Luis-

VII (27/08/07) Salvador, BR

Salvador de Bahía, Brasil
Lo más destacado del día de hoy fue que por la noche asistimos a una sesión de Candomblé en un terreiro. Insisten mucho en que no vayas solo, porque puede ser peligroso por los barrios alejados (favelas) donde se realiza. Por ello decidimos ir con una agencia. Una vez allí te das cuenta de que podrías haber ido en taxi, pero no sabrías qué hacer, cómo comportarte, en qué consiste la ceremonia, etc.
El Candomblé es una derivación de la religión que practicaban los esclavos africanos llegados a Bahía. Tiene una serie de rituales y una jerarquía muy determinada. La ceremonia que presenciamos estaba dedicada a Obaluayé, una de los 15 orixás a los que adoran y que es representada a través del maíz. Ofrecieron comida (gallina, tamales de maíz, cordero, cuscús de mandioca, arroz, etc.) que, después del ritual, nos comimos con las manos.
Fue una ceremonia religiosa completamente diferente a lo que estamos acostumbrados: los trajes, las danzas, los tambores y el trance de los participantes. Resultó algo muy interesante y aprendimos un poco más de la cultura bahíana, aunque siempre nos quedará la duda de qué parte de realidad y qué parte de teatro hubo en la celebración.
-Ana-

CANDOMBLÉ
El tráfico de esclavos negros desde la costa occidental africana a las tierras de Brasil comenzó en el siglo XVI, a la vez que el cultivo intensivo de cania de azúcar. Los esclavos trajeron su lengua, sus costumbres y su religión (que fue la única que logró sobrevivir a lo largo de los siglos gracias a ciertas estrategias como el sincretismo religioso). Al principio, los esclavos vivían confinados en un edificio amplio, formado por un solo espacio. Los seniores, los portugueses, instalaron altares en esas cabanias para evangelizarlos y que fueran acostumbrándose a su nueva religión. Ellos escondieron bajo esos altares representaciones de sus dioses y mantuvieron sus ritos durante doscientos anios. Así nació el Candomblé.
Su origen está en la religión del golfo de Nigeria llamada "la adoración del Orixá" (ori=cabeza, xá=ángel). Su base radica en que todos tenemos un ángel que protege nuestras cabezas. El número de orixás (dioses) depende el punto de origen del rito: 15 para Nigeria, 23 para Benin y 9 para Angola.
Mientras los hombres blancos celebraban oficios religiosos en las capillas que había en las haciendas, los negros las realizaban en su cabania colectiva, muy alejada. De esta forma pudo mantenerse esta práctica por tanto tiempo, sin que fuera descubierto y prohibido.
Una vez abolida la esclavitud, a finales del siglo XIX, en vez de permitirse la práctica libre del Candomblé, éste comenzó a ser perseguido. Los terreiros (lugares de celebración) se fueron trasladando a las áreas marginales de la ciudad en puntos de difícil acceso para la policía. Solían ser lugares elevados para que su localización por el vibrante sonido de los tambores fuera complicada. Una ley de 1976 permitió su práctica de forma legal y comenzó un movimiento muy intenso en torno a esta religión; un movimiento que acabó logrando, en 1990, la proclamación del Candomblé como religión oficial de Brasil (junto con el catolicismo).
-Luis-