El 21 de Agosto de 2007 empezamos un viaje para recorrer algunos países de Sudamérica: Brasil, Bolivia, Perú, Chile, Argentina y Uruguay. Hemos creado esta bitácora para ir anotando las cosas que pasan a espectadores como usté.
Habrá dos territorios separados: uno lleno de lo que Ana haya visto y el otro no.

Que lo sepas...

“Durante mucho tiempo estuve pensando que la vida, la vida de verdad, estaba aún por empezar. Pero siempre había un obstáculo en el camino, algo que debía solucionarse en primer lugar, algún asunto inacabado, ocupaciones, deudas por pagar. Finalmente me di cuenta de que todos esos obstáculos eran mi vida. Esta forma de ver las cosas me ha enseniado que no existe un camino hacia la felicidad. La felicidad es el camino. Así que valora cada momento que vivas y recuerda que el tiempo no espera por nadie. La felicidad es un viaje, no un destino." (Souza)

XIV (02/09/07) Río de Janeiro, BR

Río de Janeiro, Brasil
Amaneció nublado, enturbiando nuestros planes de hoy: ir a Copacabana y subir al Corcovado donde se encuentra el Cristo Redentor.
Igualmente fuimos de playa: la de Botafogo (que está en "nuestro" barrio) es grande y tiene un puerto deportivo, la de Copacabana es la más famosa y está muy bien cuidada. Hay muchos chiringuitos con muy buena pinta y, como en todas, mucha gente haciendo deporte (footing, bicicleta, patines, fútbol, voley, palas,...). Era domingo y la Avenida Atlántica permanecía cerrada al tráfico, por lo que había más espacio para los transeúntes.
Así como en Salvador, la gente (vendedores y demás) en la zona turística te asediaba hasta cansarte, en Río la gente es muy educada y prudente.
Después de comer intentamos ir a Corcovado y ver desde allí la ciudad. Descubrimos que el trayecto era demasiado caro para nosotros (cuesta 15 euros por persona, frente a los 0,20 que cuesta el que te lleva a Santa Teresa y es un trayecto similar), así que con cierta pena renunciamos a él. En realidad las nubes cubrían totalmente al Cristo Redentor y desde arriba no se debía ver nada.
Regresamos al hotel, conscientes de que en un viaje como el nuestro, con un presupuesto tan ajustado, debíamos renunciar a ciertas atracciones turísticas cuyos precios son, sin duda, desproporcionados.
-Ana-

FERNANDO FERNÁN GÓMEZ (Fotos perdidas)
Un anciano robusto, con una cara grande e hinchada, gran barba blanca-amarillenta cubriéndole la garganta y los hombros casi (como un babero electrocutado), una nariz amorcillada y los ojos semicerrados por el sol. La boca quieta, sorprendida en un rictus severo y malhumorado.
Está sentado en uno de los chiringuitos de Copacabana, en una mesa de plástico amarillo canario, en una silla de plástico amarillo canario.
Viste un grueso traje invernal con chaleco. Un traje negro y camisa blanca-barba-amarillenta. Blanco de viejo. Negro de viejo.
A su alrededor, la juventud, el sol, la belleza, las palmeras, el deporte, el mar. Y, alrededor de todas esas cosas, el viejo.
-Luis-

No hay comentarios: