El 21 de Agosto de 2007 empezamos un viaje para recorrer algunos países de Sudamérica: Brasil, Bolivia, Perú, Chile, Argentina y Uruguay. Hemos creado esta bitácora para ir anotando las cosas que pasan a espectadores como usté.
Habrá dos territorios separados: uno lleno de lo que Ana haya visto y el otro no.

Que lo sepas...

“Durante mucho tiempo estuve pensando que la vida, la vida de verdad, estaba aún por empezar. Pero siempre había un obstáculo en el camino, algo que debía solucionarse en primer lugar, algún asunto inacabado, ocupaciones, deudas por pagar. Finalmente me di cuenta de que todos esos obstáculos eran mi vida. Esta forma de ver las cosas me ha enseniado que no existe un camino hacia la felicidad. La felicidad es el camino. Así que valora cada momento que vivas y recuerda que el tiempo no espera por nadie. La felicidad es un viaje, no un destino." (Souza)

LXXIII (31/10/07) Manu, PE

Manu, Perú
Hoy después de desayunar espléndidamente (panqueques) recogimos y nos fuimos en barca hasta Atalaya, y de ahí en autobús, de vuelta por los bosques hasta Cuzco.
Paramos varias veces una de ellas en una plantación de coca.
El viaje fue pesado pero nos teníamos preparado un premio para todos: cenar en un restaurante español. Cuando llegamos nos dimos el tiempo para una ducha y nos volvimos a juntar para ir al restaurante. Comimos tortilla, calamares, pan tumaca, brochetas, bravas...todo regado de cervezas y risas. El restaurante pertenece a un catalán afincado en Cuzco desde hace 10 años, muy cachondo. Por si quereis visitarlo el restaurante se llama "Kachivache".
Nos despedimos de los holandeses y quedamos con las chicas mañana.
-Ana-

Bubu-boboso
Llegamos al dormido pueblo de Atalaya en el que nos estaba esperando Bubu, el conductor de autobús que había de llevarnos al Cuzco. Era un hombre con una calva incipiente, de unos 45 años y una bonita barriga. Desde su última aventura lo llaman Bobo o Boboso. Por lo visto, uno de los días anteriores, él, dos guías y un cocinero, al terminar su tour y dejar a los turistas en los hoteles habían decidido tomar unas cervezas. Debieron de multiplicarse como ratas las botellas vacías. Debió de llegar alguna copita de pisco, incluso. Debió de calentarsele la boca a alguno y propuso visitar el protibulo. Allá se fueron, con uno de los vehículos de la empresa. Tomaron cuatro prostitutas y las metieron en el pequeño autobús. Se repartieron como buenamente pudieron. Las putas llevaban alguna sustancia en los pezones y los cuatro cayeron dormidos como piedras. Amanecieron sin ropa y sin cartera, dentro del autobús, cuando la mujer de Bubu entró alarmada y los encontró allí, borrachos y congelados, aparcados en un callejón oscuro. Ella se había preocupado por la mañana, al ver que su marido no llegaba a casa. Llamó a la empresa donde le dijeron que ya habían llegado la tarde anterior y que los huéspedes estaban en sus hoteles desde hacía más de doce horas. Ella tomó un taxi para ir al almacén donde guardan los carros de la empresa y vió el pequeño autobús aparcado en una bocacalle. Mandó parar al taxista y subió para ver el penoso espectáculo.
-Luis-

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