El 21 de Agosto de 2007 empezamos un viaje para recorrer algunos países de Sudamérica: Brasil, Bolivia, Perú, Chile, Argentina y Uruguay. Hemos creado esta bitácora para ir anotando las cosas que pasan a espectadores como usté.
Habrá dos territorios separados: uno lleno de lo que Ana haya visto y el otro no.

Que lo sepas...

“Durante mucho tiempo estuve pensando que la vida, la vida de verdad, estaba aún por empezar. Pero siempre había un obstáculo en el camino, algo que debía solucionarse en primer lugar, algún asunto inacabado, ocupaciones, deudas por pagar. Finalmente me di cuenta de que todos esos obstáculos eran mi vida. Esta forma de ver las cosas me ha enseniado que no existe un camino hacia la felicidad. La felicidad es el camino. Así que valora cada momento que vivas y recuerda que el tiempo no espera por nadie. La felicidad es un viaje, no un destino." (Souza)

LXXXV (12/11/07) Huaraz, PE

Huaraz, Perú
Nos levantamos temprano y tomamos un busito a Yungay, un pueblo pequeño a unos cincuenta kilómetros de Huaraz. De ahí, un taxi a las lagunas del valle de Llanganuco, 28 km. El valle es muy bonito y desde él se pueden divisar varios nevados.
El taxi nos dejó en la laguna más alejada y nosotros fuimos caminando hasta la segunda laguna por una pista entre paredes de roca y árboles.
La segunda laguna tiene el agua azul turquesa y un sendero que la bordea. Tiene más o menos un kilómetro de largo. Paseamos e hicimos fotos de los nevados de la Cordillera Blanca. Comimos en unos puestos de gente local, maíz y huevo y nos pusimos en marcha, pues queríamos bajar andando por el sendero María Josefa. Fue un paseo de una hora y media hasta el puesto de control. Todo el rato al ladito del río, entre los árboles y, más arriba, las montañas. Me gustó mucho.
Nos costó media hora de espera que alguien nos bajara al pueblo desde el puesto, pues la mayoría de los vehículos eran turísticos y bajaban llenos. Tuvimos oportunidad de bajar en un camión que se ofreció a llevarnos, pero cuando subí las escaleras de la caja me arrepentí. No había forma de meterse ahí, a no ser saltando. Por fin, y con la ayuda del guardaparque, un taxi compartido nos llevó a Caraz. Es un pueblo muy tranquilo en el que nos comimos un helado en la plaza y regresamos a Huaraz.
Y para completar este bonito día, nos dimos una fiesta gastronómica en la cena.
-Ana-

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