Parte de la ruta entre Salta y Payogasta, donde paramos a comer (excelente queso de cabra a la plancha con especias y brochetas de cordero). La señal indica llamas sueltas. Fijarse atentamente.
Iglesia y arcada del centro de Cachi. El pueblo es muy tranquilo y transmite una sensación de paz muy placentera.
Típica puerta esquinera de toda la zona norte de Argentina y Chile. La acera tenía una altura considerable, como para salir apurado de casa.
Calle y casas de estilo colonial. El pueblo aún conserva un buen número de ellas, lo que contribuye a darle ese sabor especial.
Puerta y huerto. Los álamos enriquecen los paisajes y nos recuerdan a la Toscana (aunque allí sean cipreses). Además, aquí también hay buenos vinos.
Parte del paseo que dimos a Cachi Adentro, una pequeña población a unos 6 kilómetros del pueblo, en la que pudimos caminar entre cultivos y, de nuevo, álamos. Los sauces llorones y los enormes y retorcidos molles completan el paisaje.
-Ana y Luis-
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