Después de estar siete días por rutas casi sin circulación, por pueblos muy pueblos y haciendo poco más que contemplar los paisajes, llegar a una ciudad como Tucumán no es muy agradable. Tiene varios edificios bonitos y la plaza no está mal pero es bastante gris y provinciana, sin encanto.
Dedicamos el día a hacer un recorrido por las calles y localizar los edificios importantes, jugando a adivinar el estilo arquitectónico: art decó, art nouveau, modernismo, un poco de todo siempre construidos por arquitectos chilenos, siguiendo tendencias europeas.
Comimos un "clásico" como diría Luis (huevos fritos con patatas) pero nada sabe igual que en casa. A las ocho treinta preparamos todo para viajar a Mendoza. En realidad salimos a las 10:30: primero nos cambiaron de autobús y después no funcionaba el aire acondicionado y por último fuimos a un taller a solucionarlo. Lo único bueno fue que nos pasaron de un bus semicama a un bus cama.
-Ana-
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