Desayunamos como hacía tiempo que no hacíamos: miel, mermelada casera, pan casero,... excelente.
Salimos a recorrer Montevideo. Comenzamos por el barrio donde estamos alojados, la Ciudad Vieja. Es una zona que están recuperando, reconstruyendo antiguos edificios, revitalizando el viejo mercado con restaurantes, etc. El caso es que conviven las dos realidades, la nueva zona turística con el antiguo barrio medio peligroso (prueba de ello es el borracho que nos asalta para pedirnos dinero a cada rato). Interesante mezcla.
Seguimos la ruta arquitectónica que ofrece el mapa que tenemos. Muchos edificios art decó, modernistas y de otros estilos le dan forma a una ciudad que no esperábamos.
Caminamos hasta que no pudimos más y llegamos a la conclusión de que es más cansado caminar en asfalto que en el monte.
Descansamos en el hostal leyendo en su enorme salón de techos altos y salimos a cenar. Lo hicimos en una terraza del antiguo mercado. Exquisita cena, estupenda charla.
-Ana-
Arquitectura
El centro de Montevideo parece un aula interactiva para estudiantes de arquitectura perezosos. Sin caminar demasiado puedes ver los nobles y señoriales palacios, el urbanismo escuadrado los edificios art decó, modernistas, imitación casi siempre de patrones europeos. Entre y sobre ellos se alzan construcciones mucho más modernas, que dan al barrio central un aire cosmopolita e internacional. Aún así resulta difícil no respirar un cierto aroma provinciano sosegado, conforme e inapetente; un soplo soso que sale de las alcantarillas.
Desde la calle principal (18 de Julio) hasta la Costanera hay diez o doce cuadras. Un par de barrios muy tranquilos, con casas unifamiliares y restos de principios de siglo. Enormes bloques de viviendas redondean el último tramo del paisaje para dejar luego un espacio enorme, hasta el paseo fluvial, lleno de nada.
-Luis-
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