Santa Cruz, Bolivia
Hoy íbamos a ir a un parque a las afueras de la ciudad, pero el día amaneció nublado y frío y nosotros, como los osos del parque, perezosos.
Lavamos ropa, cocinamos la cena y nos fuimos a las cabañas del río Piraí a comer. Son restaurantes tipo cabañas en donde te ofrecen comida a base de carne. Dimos un paseo por la calle polvorienta y entramos en uno. Queriendo ser como los nativos (no había ni un turista), pedimos platos tradicionales: Luis pacumutu y yo medio piqué macho. Trajeron dos platos de ensaladada, un plato de yuca, un plato repletito de arroz blanco caldoso con queso, un plato con cinco enormes trozos de vaca y por último mi "medio" piqué, que era un plato grande lleno de salchicha y carne troceada con patata y huevo. Entre los dos nos comimos menos de la mitad del medio piqué, la ensalada y parte de la yuca. No pudimos pensar en comida durante todo el día.
Paseamos por el centro nuestras barrigas llenas. Nos deleitamos con el ambiente genuino de la plaza y disfrutamos de la vista de la catedral iluminada, desde el balcón de una cervecería irlandesa.
Volvemos en el microbús, esta vez a la primera.
-Ana-
Las palomas de Santa Cruz no tienen las patas amuñonadas.
-Luis-
Hoy íbamos a ir a un parque a las afueras de la ciudad, pero el día amaneció nublado y frío y nosotros, como los osos del parque, perezosos.
Lavamos ropa, cocinamos la cena y nos fuimos a las cabañas del río Piraí a comer. Son restaurantes tipo cabañas en donde te ofrecen comida a base de carne. Dimos un paseo por la calle polvorienta y entramos en uno. Queriendo ser como los nativos (no había ni un turista), pedimos platos tradicionales: Luis pacumutu y yo medio piqué macho. Trajeron dos platos de ensaladada, un plato de yuca, un plato repletito de arroz blanco caldoso con queso, un plato con cinco enormes trozos de vaca y por último mi "medio" piqué, que era un plato grande lleno de salchicha y carne troceada con patata y huevo. Entre los dos nos comimos menos de la mitad del medio piqué, la ensalada y parte de la yuca. No pudimos pensar en comida durante todo el día.
Paseamos por el centro nuestras barrigas llenas. Nos deleitamos con el ambiente genuino de la plaza y disfrutamos de la vista de la catedral iluminada, desde el balcón de una cervecería irlandesa.
Volvemos en el microbús, esta vez a la primera.
-Ana-
Las palomas de Santa Cruz no tienen las patas amuñonadas.
-Luis-
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