El 21 de Agosto de 2007 empezamos un viaje para recorrer algunos países de Sudamérica: Brasil, Bolivia, Perú, Chile, Argentina y Uruguay. Hemos creado esta bitácora para ir anotando las cosas que pasan a espectadores como usté.
Habrá dos territorios separados: uno lleno de lo que Ana haya visto y el otro no.

Que lo sepas...

“Durante mucho tiempo estuve pensando que la vida, la vida de verdad, estaba aún por empezar. Pero siempre había un obstáculo en el camino, algo que debía solucionarse en primer lugar, algún asunto inacabado, ocupaciones, deudas por pagar. Finalmente me di cuenta de que todos esos obstáculos eran mi vida. Esta forma de ver las cosas me ha enseniado que no existe un camino hacia la felicidad. La felicidad es el camino. Así que valora cada momento que vivas y recuerda que el tiempo no espera por nadie. La felicidad es un viaje, no un destino." (Souza)

XXXIII (21/09/07) Misiones, BO

Concepciòn y San Javier, Bolivia
Desayunamos mucho y rico. Entre otras cosas pan de arroz tìpico de la zona.
Hoy hay un desfile de los colegios con motivo de la festividad del departamento de Sanata Cruz. La plaza està atestada de gente, sobre todo de niños vestidos con sus uniformes. ¿Como pueden ser de color blanco los uniformes de niños que viven en el sitio más polvoriento en rojo del mundo?
Después de observar el movimiento previo al desfile, nos vamos a San Javier, otra de las misiones jesuitas. El trazado de las calles del pueblo es muy similar al de Concepciòn, de hecho estàn construidas en la misma época y diseñadas por el mismo arquitecto. En realidad San Javier es el pueblo más antiguo de todas las misiones, se fundó en 1691.
También las dos iglesias son similares en belleza. La de San Javier, a diferencia de la de Concepción, conserva un 90% de los materiales y pinturas originales. La construcción es igualmente de madera y adobe, pero policromada por completo en tonos marrones. Aún así, es menos llamativo, pues al no estar restaurada, los colores están desvaídos y la madera demasiado envejecida y sin lustre.
Compramos productos típicos como queso, galletas caseras, empanadas de queso y una especie de hojaldres dulces, de lo que dimos buena cuenta de vuelta en el autobús.
Regresamos a Santa Cruz. El viaje, que debía durar cuatro horas, finalmente duró siete.
-Ana-

La Chiquitanía
Árboles grandes,como señoras maduras, algunas ya artrìticas. Con lujosa melena verde luminoso y negros y sòlidos troncos estriados.
Extensiones de terreno robadas a la selva: grandes franjas que se alejan de la carretera hasta perderser de vista su final, disimulado entre el polvo del dìa ventoso. Estas franjas estàn separadas longitudinalmente por lìneas de pura selva que, allì donde uno se despista, no dudan en tomar lo suyo y avanzar.
Incendios y terrenos quemados; la època seca se està alargando màs de lo conveniente. Al igual que en Brasil, hay especies animales amenazadas por estos fuegos ràpidos y traicioneros (el oso hormiguero es una de ellas). Cultivos de girasoles, arroz, frijoles, soya. Plantaciones interminables dibujadas con tiralìneas sobre la generosa tierra arcillosa.
Hornos para cocer ladrillos. Prismàticos, de apenas tres metros de altura, con producciòn pequeña, casi familiar.
Baobabs bolivianos (toborochis) sin hojas, sòlo adornados con esas enormes borlas blancas en forma de ramillete de algodòn.
Muchos pueblos y agrupaciones de casas que no llegan a serlo. Entre las pobladas àreas, palmeras, praderas, ganado (vacas y cabras) en un terreno completamente plano.
Un cementerio inverosìmil, semiescondido en la selva, entre àrboles y maleza seca. Es una zona baja, aparentemente inundable. Destacando entre los troncos grises y marrones, las coloridas cruces azul marino con adornos florales en blanco, rojo y amarillo.
Los àrboles alojan nidos, algunos de ellos colgados como ovillos en las ramas exteriores. Alojan tambièn negros y enormes termiteros con sus caracterìsticos caminos oscuros devorando el tronco. Y tambièn pulcros avisperos como cocos colgados por unas manos invisibles en equilibrios casi inestables.
Algunos rios secos y otros rodeados por vegetaciòn exuberante en verdes y rojos.
Un caballo muerto junto a la carretera, una nube densa de moscas que parecen la extensiòn de su negra piel. Cerdos moteados como vacas y peludos.
A partir del cruce con la carretera que lleva a Trinidad el paisaje se torna mucho màs salvaje y lomas suaves, algo tìmidas al principio, divierten los ojos que venìan ya cansados de perderse demasiado lejos.
Tres enormes toros sentados un poco alejados de un numeroso grupo de vacas. Reflexivos. Miràndose unos a los otros como si departieran sobre el cambio climàtico, como si planearan desde hace tiempo la paz mundial.
Las gruesas y bajas palmeras estàn invadidas por una planta paràsita (parece una higuera) que las estrangula y las abraza posesivamente, como hicieron los españoles con esta tierra.
Las rocas grises salpican las onduladas praderas y, en algùn punto, cerca de un lago, al comienzo de un valle, el paisaje se hace casi extraterrestre.
Siguen los montones de tierra roja esparcidos por el paisaje como en Brasil.
Entre San Javier y Concepciòn predomina el ganado sobre el cultivo, con pastizales con palmeras clavadas como banderillas y vallas de poco porte que aùn asì tratan de detener el derrame de la selva.
-Luis-

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