El 21 de Agosto de 2007 empezamos un viaje para recorrer algunos países de Sudamérica: Brasil, Bolivia, Perú, Chile, Argentina y Uruguay. Hemos creado esta bitácora para ir anotando las cosas que pasan a espectadores como usté.
Habrá dos territorios separados: uno lleno de lo que Ana haya visto y el otro no.

Que lo sepas...

“Durante mucho tiempo estuve pensando que la vida, la vida de verdad, estaba aún por empezar. Pero siempre había un obstáculo en el camino, algo que debía solucionarse en primer lugar, algún asunto inacabado, ocupaciones, deudas por pagar. Finalmente me di cuenta de que todos esos obstáculos eran mi vida. Esta forma de ver las cosas me ha enseniado que no existe un camino hacia la felicidad. La felicidad es el camino. Así que valora cada momento que vivas y recuerda que el tiempo no espera por nadie. La felicidad es un viaje, no un destino." (Souza)

XXXVII (25/07/07) Sucre, BO

Santa Cruz-Sucre, Bolivia
Hoy nos vamos a Sucre en un viaje de 16 horas. Lo preparamos todo y nos vamos a pasear por el centro, a despedirnos de la plaza.
Compramos un billete en bus cama. Desde luego, nada que ver con el transporte en Brasil, donde viajábamos en semicama y era como viajar en primera en un avión. Aquí un desastre. 16 horas para recorrer 600 km. Más de 5 horas para recorrer 100 km de pista. Tragamos el polvo que se colaba por las ventanas (la nuestra no se podía cerrar). El bus no tenía baño y a veces hacía paradas en la noche desierta para que alguien bajara a mear. Yo cuando me dí cuenta de que no había baño, le pregunto a una señora indígena que viajaba en el bus:
- Señora, ¿ya no va a volver a parar?
Ella me dice:
- No.
Y yo:
- ¿Y si tenemos ganas de ir al baño?
Ella me mira fijo y sólo me dice:
- Grave.
El paisaje, iluminado por la luna llena, consistía en una sucesión interminable de montañas sin un atisbo de vida.
-Ana-

Canto mil nueve, ¿o era nueve mil?
Orinas en sitios que no tienen nombre. Hundidos en la carne de todas las montañas del mundo, que vienen de lejos, que no nos dejan.
Menos mal que la luna.
Bebes polvo y lo masticas como un trozo de patata que encuentras en la sopa. El polvo hace sus nidos en tu garganta.
Menos mal que la luna.
Mientras tanto, la nada de la noche se ha quedado en el valle y su tozuda visita durará más horas todavía. Da un pequeño sorbo a nuestra vida. Luego se retira.
Menos mal que la luna.
Hoy que vengo hasta los andes, me recibe la noche.
Menos mal que la luna.
Se ven pocas estrellas, porque muchas caen heridas por las púas de los cactus. Caen heridas, son luciérnagas un rato y luego mueren.
Menos mal que la luna.
Pero una estrella sí, una al menos. El lucero del alba, tirando de la mano de la madrugada, perezosa, llega cuando a la luna se le acaban las fuerzas.
-Luis-

No hay comentarios: