El 21 de Agosto de 2007 empezamos un viaje para recorrer algunos países de Sudamérica: Brasil, Bolivia, Perú, Chile, Argentina y Uruguay. Hemos creado esta bitácora para ir anotando las cosas que pasan a espectadores como usté.
Habrá dos territorios separados: uno lleno de lo que Ana haya visto y el otro no.

Que lo sepas...

“Durante mucho tiempo estuve pensando que la vida, la vida de verdad, estaba aún por empezar. Pero siempre había un obstáculo en el camino, algo que debía solucionarse en primer lugar, algún asunto inacabado, ocupaciones, deudas por pagar. Finalmente me di cuenta de que todos esos obstáculos eran mi vida. Esta forma de ver las cosas me ha enseniado que no existe un camino hacia la felicidad. La felicidad es el camino. Así que valora cada momento que vivas y recuerda que el tiempo no espera por nadie. La felicidad es un viaje, no un destino." (Souza)

LXVII (25/10/07) Aguas Calientes, PE

Aguas Calientes, Perú
A las cinco de la mañana nos levantamos, el primer autobús que sube a las ruinas es a las 5:30. A y veinte ya había una cola como de 150 personas. El camino es pura subida por una montaña llena de vegetación. Cuando llegamos nos unimos a un grupo con nuestro guía (es obligatorio entrar con uno). Después de algunas explicaciones entramos, caminamos unos minutos y al dar una curva apareció ante nuestros ojos la imagen tan conocida de Machu Picchu. Aunque mil veces vista, no deja de impresionarte cuando la tienes delante. Es grandioso.
Recorrimos durante casi tres horas los recovecos de esa ciudad centenaria, atendiendo a las explicaciones del guía. Un templo al sol, viviendas, relojes solares, termas, etc. Todo lo necesario para la vida de unas 700 personas.
Después de la visita guiada intentamos subir a la montaña Machu Picchu para tener otra perspectiva. Aunque no llegamos a la cima, nos quedamos en un mirador desde donde se divisaba el paisaje y las ruinas en todo su esplendor. Más tarde recorrimos parte del Camino del Inca, hasta la Puerta del Sol, antigua entrada a la ciudad. Un paseo muy bonito con unas vistas también impresionantes.
A pesar de que llevábamos casi seis horas allí, necesitábamos seguir empapándonos de la magia inca. Nos sentamos en una de las terrazas de cultivo y seguimos deleitándonos. Volvimos a recorrer cada rincón. Un total de ocho horas y no éramos capaces de despegar los ojos de allí. Finalmente, y casi marcha atrás, para seguir reteniéndolo todo, nos fuimos.
Resultó muy emocionante la visita a un lugar del que hemos oido hablar tantas veces y que parece siempre tan lejano.
Después, de vuelta ya en Aguas Calientes, para hacer honor a su nombre, fuimos a relajarnos a unas termas al aire libre entre las montañas. Allí dejamos que anocheciera.
Cena, cerveza y a la cama. Hoy fue un día duro.
-Ana-

Niebla feliz (foto perdida)
Desde el pequeño pueblo de Aguas Calientes hasta Machu Picchu se asciende por un camino de ripio y lodo. En vertical son 400 metros que se transforman en unos 8 Km., muchas curvas y aproximadamente 30 minutos de autobús. En frente de la ladera por la que subimos se encuentra la montaña feliz; aún envuelta en niebla a las 5:30 de la mañana.
A medida que avanzamos la niebla se va desgajando en pequeños jirones y se separa de las uñas de los árboles, que se desperezan. La luz del joven sol aparece por rincones al azar y va llenándolo todo como una manifestación silenciosa. Del mismo modo se va despejando la niebla que el sueño mantenía en mi cerebro y los rayos de luz van dejando ver el recorte, el perfil, la forma anhelada de un lugar al que siempre quisiste ir y en el que ahora, como si fuese algo ajeno a ti mismo, estás. La luz inunda Machu Picchu cuando al final llegamos, pero es difícil distinguir si llega desde el sol o sale de las propias piedras.

Vencejos (foto perdida)
Son ligeros como una brizna de hierba y ágiles como remolinos de puro viento. Dibujan garabatos de niño sobre las montañas, sobre la tierra y sobre la piedra. Abren y cierran sus alas en un movimiento inconstante, algo nervioso, acrobático. Realizan tirabuzones, picados, ascensiones verticales,... Antes de que se cansen de volar, mi cuello se cansa de seguirlos. Su dinamismo contrasta con la quietud de la hora en Machu Picchu. Siguen llegando nuevos grupos, pero las grandes avalanchas de la mañana ya no se repiten. Estamos sentados en una esquina desde la que vemos el conjunto de las ruinas y el Huayna Picchu al fondo, es decie, la postal completa.
El vuelo de estos pequeños pájaros negros, de pecho azul y collar blanco, nos saca por un momento del ensimismamiento de otros hombres y otra historia. Todos nosotros, aún con tan grandes piedras, aún con consciencia, somos tan efímeros como un giro en el aire del menos hábil de estos vencejos.
-Luis-

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola parejita, ya veo que lo estasis pasando admirablemente y haciendos dueños de buena parte de todo el mundo. Ana, los pelos poco importan con tal de que sigas escribiendo cosas tan bonitas. Luis, cuídala bien, pero ten cuidado no tenga una buena dosis de mimos. Bueno, que sigais tan guapos y hasta la vuelta. Un abrazo.

Chelo

Anónimo dijo...

Hola Anita!!! que guay verte por aqui.
Ya veo que la vida estupendamente, haciendo un cojoviaje!!! que guay.
Bueno pues nada lo dicho que sigas asi de bien y asi de feliz.
Un besote enorme a los dos
Tati

Anónimo dijo...

Hola Ana Radar! le dí tu blog a Tati, el cual sigo con estusiasmo. Qué preciosidad de viaje inolvidable estais haciendo.
Seguir disfrutandolo y haciendo que aunque sea un poquito nosotros tambien estemos allí.
Besos y hasta pronto.
Felix

Anónimo dijo...

La envidia nos corroe. Viajamos con vosotros y nos alegra veros bien.
Ari y Kike.