Salimos para la selva. Cuatro españoles más, dos australianos, dos holandeses, el guía y el conductor formamos esta expedición.
El viaje fue largo pero muy entretenido. Las dos españolas parecen muy divertidas y la otra pareja de españoles, muy agradables.
Paramos a ver chullpas (enterramientos de los incas) y una vez en dentro de la reserva hicimos andando parte del camino, hasta llegar al refugio. Fuimos observando la vegetación propia del bosque de nubes, las aves, las mariposas, etc...Observamos a los gallitos de las rocas (ave nacional del Perú) en danza de apareamiento, desde una plataforma oculta en los árboles. Es un pajaro rarísimo con una cabeza muy grande y un color rojo vivo sorprendente.
Durante la cena hablamos y reimos mucho. Después seguimos la tertulia hasta que nos quedamos sin luz.
Tenemos suerte de que en el grupo haya españoles es un descanso poder charlar y compartir experiencias.
-Ana-
Parada para comer
El lugar es una típica casa de madera sin otro mueble que una pequeña mesa y un par de bancos corridos (uno de ellos cojo). Pertenece, por lo visto, a un anciano que vive un poco más abajo con su perro. Sube a curiosear. Camina con dificultad, apoyando las manos cruzadas en la espalda, inclinado en extremo hacia delante. Lleva un gorro-sombrero sin forma y su cara es cuero viejo arrugado, inexpresivo por el exceso de líneas de expresión. Lo saludo en castellano y me contesta; con el guía habla en quechua. Le dejan una hogaza plana de pan y lo que sobra de la coca-cola con la que comemos.
-Luis-
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