El 21 de Agosto de 2007 empezamos un viaje para recorrer algunos países de Sudamérica: Brasil, Bolivia, Perú, Chile, Argentina y Uruguay. Hemos creado esta bitácora para ir anotando las cosas que pasan a espectadores como usté.
Habrá dos territorios separados: uno lleno de lo que Ana haya visto y el otro no.

Que lo sepas...

“Durante mucho tiempo estuve pensando que la vida, la vida de verdad, estaba aún por empezar. Pero siempre había un obstáculo en el camino, algo que debía solucionarse en primer lugar, algún asunto inacabado, ocupaciones, deudas por pagar. Finalmente me di cuenta de que todos esos obstáculos eran mi vida. Esta forma de ver las cosas me ha enseniado que no existe un camino hacia la felicidad. La felicidad es el camino. Así que valora cada momento que vivas y recuerda que el tiempo no espera por nadie. La felicidad es un viaje, no un destino." (Souza)

LXXVII (04/11/07) Lima, PE

Lima, Perú
Hoy es domingo, un día raro para estar en una ciudad nueva. Compramos unos sadwiches y bajamos a la playa. Dimos un larguísimo paseo por la arena y comimos. Subimos a un parque miraflorino y dimos otro gran paseo hasta llegar al Parque del Amor. Había unas vistas magníficas del mar y del sol sobre él. Tuvimos mucha suerte porque el día estuvo claro y soleado, así que los parques y la playa estaban llenos de gente disfrutando del domingo. Y nosotros, como los demás, domingueando. La verdad que no nos apetecía hacer otra cosa.
Nos sentamos en el verde a ver los parapentes saltar de la montaña. Escribimos un rato y volvimos al hotel. Ya de noche salimos a cenar al Parque Kennedy.
-Ana-

Piedras (foto perdida)
Las playas de Miraflores están sembradas de piedras; grandes cantos rodados que el mar arrastra arriba y abajo incansablemente, como un sísifo burlón con un sonido que, no sé porqué, me abre el apetito.
Ya estamos en primavera y el sol convierte el día en agradable. Es domingo y muchos limeños pasean por aquí. Todo el que se sienta en la playa acaba por agarrar una piedra y por tirarla al mar. Es un impulso irrefrenable, un vértigo al que se acaba sucumbiendo. Algunos, incluso, parece que sólo vinieran a eso: un padre con dos niños recopila un cargamento en los bolsillos de sus bermudas (que tiene que sujetar con ambas manos para que el peso no se las baje hasta los tobillos) para ir al espigón a tirarlas contra el agua.
-Luis-

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