El 21 de Agosto de 2007 empezamos un viaje para recorrer algunos países de Sudamérica: Brasil, Bolivia, Perú, Chile, Argentina y Uruguay. Hemos creado esta bitácora para ir anotando las cosas que pasan a espectadores como usté.
Habrá dos territorios separados: uno lleno de lo que Ana haya visto y el otro no.

Que lo sepas...

“Durante mucho tiempo estuve pensando que la vida, la vida de verdad, estaba aún por empezar. Pero siempre había un obstáculo en el camino, algo que debía solucionarse en primer lugar, algún asunto inacabado, ocupaciones, deudas por pagar. Finalmente me di cuenta de que todos esos obstáculos eran mi vida. Esta forma de ver las cosas me ha enseniado que no existe un camino hacia la felicidad. La felicidad es el camino. Así que valora cada momento que vivas y recuerda que el tiempo no espera por nadie. La felicidad es un viaje, no un destino." (Souza)

XCIII (20/11/07) Cabanaconde, PE

Arequipa-Cabanaconde, Perú
Uno de los atractivos de la provincia de Arequipa es el Cañón del Colca. Éste es el segundo cañón más profundo del mundo. Por un camino de paisajes cambiantes y con música tradicional de la región, llegamos a Cabanaconde, donde hay varios miradores para poder ver pasar los cóndores a la altura de tus ojos. Las mujeres aquí van vestidas con su traje tradicional, que es el más bonito que hemos visto hasta ahora: Falda larga, sobrefalda, chaleco y gorro, todo ello decorado con bonitos bordados.
Cabanaconde no es un sitio muy turístico: aunque llega bastante gente a ver el vuelo de las aves, no todos se quedan a dormir. Nosotros nos quedamos una noche en un albergue de pueblo. Comimos en el restaurante de los mismos dueños un menú a base de sopita y carne de alpaca.
Después de comer dimos un paseo, salimos del pueblo y llegamos a un mirador cruzando entre campos de cultivo. Estuvimos varias horas observando el cañón. La distancia al río es de 1200 metros, por lo que la visión es impresionante. Nos acomodamos con la esperanza de ver pasar algún cóndor. Cuando yo ya estaba aburrida y renegando, apareció uno. Vuelan aprovechando las corrientes de aire, así que van planeando tranquilos. Pareciera que simplemente vuelan por placer. Pronto se unió otro mayor que volaba más alto. Estuvieron varios minutos yendo y viniendo, paseándose ante nuestros ojos, muy cerca. Una sensación muy relajante, su vuelo nos transmitía una paz inmensa. Estábamos sólos y había un silencio mágico. Fue fascinante. Nos fuimos satisfechos.
Como en el pueblo la oferta de restaurantes es muy escasa, volvemos al mismo en el que comimos. Iluminados por velas y al calor de una chimenea, volvimos a cenar la sopa de la comida.
-Ana-

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