El 21 de Agosto de 2007 empezamos un viaje para recorrer algunos países de Sudamérica: Brasil, Bolivia, Perú, Chile, Argentina y Uruguay. Hemos creado esta bitácora para ir anotando las cosas que pasan a espectadores como usté.
Habrá dos territorios separados: uno lleno de lo que Ana haya visto y el otro no.

Que lo sepas...

“Durante mucho tiempo estuve pensando que la vida, la vida de verdad, estaba aún por empezar. Pero siempre había un obstáculo en el camino, algo que debía solucionarse en primer lugar, algún asunto inacabado, ocupaciones, deudas por pagar. Finalmente me di cuenta de que todos esos obstáculos eran mi vida. Esta forma de ver las cosas me ha enseniado que no existe un camino hacia la felicidad. La felicidad es el camino. Así que valora cada momento que vivas y recuerda que el tiempo no espera por nadie. La felicidad es un viaje, no un destino." (Souza)

CXII (10/12/07) Santiago de Chile, CH

Mendoza, Argentina - Santiago de Chile, Chile
Otra vez hacer las mochilas, cargarlas al hombro y tomar un autobús. ¿Cuántas veces deshicimos y volvimos a hacer el equipaje? Deberíamos cronometrarnos porque podríamos ganar un concurso de verano de esos en los que se demuestran habilidades estúpidas.
Se suponía que el viaje duraría unas siete horas, siempre dependiendo de lo que tardáramos en la frontera chilena. El caso es que estuvimos cinco horas parados en la aduana. Parece que a un bus peruano le faltaban papeles y visados. Cuando este bus por fin avanza y todos pasamos los trámites, registran a un oriental y encuentran un ordenador por partes entre su ropa. Como no tenía la factura de compra, le pusieron la gran multa. Otra hora más parados esperando a que nuestro amigo se decidiera a pagar. Pero eso no fue todo. A las cinco horas le tenemos que sumar dos horas más parados en la carretera a causa de un accidente. Dormimos, leímos, comimos y nos reímos un rato con un argentino enorme que no hacía más que decirnos tonterías. En todo ese tiempo que yo me hubiera comido al conductor, a su ayudante y a toda la aduana chilena, el resto de los pasajeros estaban tan tranquilos y sin quejarse.
Llegamos por fin a Santiago, de noche. Tomamos un taxi al hostal y siendo precavidos yo me bajé a confirmar que teníamos habitación (como llegamos tan tarde me imaginé que no habían respetado la reserva). Efectivamente, ya habían ocupado nuestro cuarto. En un ejercicio de autocontrol me fui sin mentarle la madre. Volví al taxi y recorrimos algunas cuadras hasta encontrar un hotel libre.
-Ana-

Los libertadores
El descenso del paso fronterizo de "Los libertadores", entre Argentina y Chile, es un interminable zig zag por una ladera grisácea y pelona. El negro del asfalto hace pensar en un juguete nuevo y los camiones en fila parecen bailar una suerte de vals multitudinario, tranquilo, mientras descienden.
Como el tráfico hacia Argentina es inexistente, se puede ver a los enormes trailers de dieciocho metros adelantándose continuamente. Los conductores de los camiones que bajan con carga van acodados en sus ventanillas, con la barbilla sobre la palma de la mano, con la mirada aburrida buscando algo en el lejano horizonte, oyendo la radio sin apenas escucharla, entretenidos en pensamientos profundos pero analizando las cosas desde puntos de vista irreflexivos, grirando el volante con la derecha de manera automática, sobrellevando los 20 kilómetros por hora.
-Luis-

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