Viajamos toda la noche y llegamos a San Pedro de Atacama a las diez de la mañana. El hostal es una casa con patio y todos los cuartos alrededor de éste tienen una pequeña terracita. Todo de adobe, muy bonito y acogedor. Lavamos ropa a mano, compramos comida y cocinamos en el hostal.
Dimos un paseo por el pueblo. Todas las casas son de adobe. Las calles, de pura tierra. La iglesia, blanca inmaculada y la plaza, arbolada y sombría. Es el sitio perfecto para pasar un fin de semana tranquilo y olvidarte de todo. Contratamos en una agencia una excursión para esa misma tarde, así que después de una pequeña siesta nos fuimos a la aventura. Primero vimos parte del desierto de Atacama. Paseamos por una quebrada repleta de vegetación por donde corría un río. Era como una vena abierta de vida corriendo por la aridez más honda. El verde resaltaba sobre el naranja de la tierra y la arena.
Conocimos el pueblo de Toconao y nos dirigimos al salar. Después de haber estado en el Salar de Uyuni, cualquier otro se queda corto, pero aún así tuvo su encanto. Disfrutamos del atardecer y de los volcanes de los Andes anaranjados por la luz. Otra vez vimos flamencos. Regresamos a San Pedro ya de noche.
Compramos todo lo necesario para cocinar una tortilla de patata. Yo soñaba con ella desde por la mañana, pero al final lo que comimos fue un revuelto de papa. Las sartenes no servían.
-Ana-
Sin sol
Regresábamos en autobús de ver la magnífica puesta de sol en el Salar de Atacama, sobre la laguna Chaxas. El cielo, en su lado oeste, tenía una pegajosa tonalidad anaranjada, aún bastante luminosa. Por el lado este, el negro iba apoderándose del azul.
Al acercarnos a San Pedro los algarrobos se recortaban contra el cielo y el negro absoluto de sus perfiles convertía, por el contraste, en luminosa la mezcla naranja-azul del horizonte. Los algarrobos parecían ausencias, elementos faltantes que alguien, seguramente un niño al hacer las tareas de la escuela, había tijereteado blanda y pacientemente.
-Luis-
1 comentario:
Por lo que dice Ana , la plaza del pueblo invitaba al descanso y al relax durante un fin de semana pero a vosotros no hay quien os hag parar , nada más llegar ya estais organizando nuevas rutas,. !Que envidia de años.! Yo que no pienso más que en cambiar de sofá. Dori
Publicar un comentario