Viaje de regreso. Taxi mañanero al aeropuerto, rezando para que no haya problemas con Aerolíneas Argentinas, que llevan varios días de huelga. Todo está tranquilo y embarcamos con rapidez.
En apenas dos horas llegamos a Santiago de Chile, desde donde partiremos hacia Madrid. Hacemos el pertinente trasbordo y nos encontramos enlatados en un avión de Air Comet que parece una broma televisiva. No funcionan los televisores ni las luces para leer. En cuanto despegamos apagan la luz general de la cabina y lo único que podemos hacer es mirarnos uno al otro, durante catorce horas. Protestamos y descubrimos que las azafatas se encuentran con esa situación a diario. Nos resignamos y tratamos de dormir pero estamos muy incómodos, pues el asiento está estropeado y no se reclina, y resulta imposible.
-Ana y Luis-
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