El 21 de Agosto de 2007 empezamos un viaje para recorrer algunos países de Sudamérica: Brasil, Bolivia, Perú, Chile, Argentina y Uruguay. Hemos creado esta bitácora para ir anotando las cosas que pasan a espectadores como usté.
Habrá dos territorios separados: uno lleno de lo que Ana haya visto y el otro no.

Que lo sepas...

“Durante mucho tiempo estuve pensando que la vida, la vida de verdad, estaba aún por empezar. Pero siempre había un obstáculo en el camino, algo que debía solucionarse en primer lugar, algún asunto inacabado, ocupaciones, deudas por pagar. Finalmente me di cuenta de que todos esos obstáculos eran mi vida. Esta forma de ver las cosas me ha enseniado que no existe un camino hacia la felicidad. La felicidad es el camino. Así que valora cada momento que vivas y recuerda que el tiempo no espera por nadie. La felicidad es un viaje, no un destino." (Souza)

CXXXVI (03/01/08) Puerto Natales, CH

Puerto Natales, Chile
Dejamos el hotel y fuimos a la sala de embarque de Navimag. Pagamos y dejamos nuestro equipaje. Todo en orden, así que nos vamos. Damos un largo paseo a contraviento por la orilla del Pacífico, acompañados todo el tiempo por un perrillo canela. A pesar del frío los patos, los cisnes y los cormoranes nadan felices en el agua.
Volvemos sobre nuestros pasos y vamos a un café de la plaza a resguardarnos del frío. Leemos relajadamente y nos vamos a comer al restaurante donde pasamos la Nochevieja. Otro menú delicioso. Fuimos a internet para combatir la modorra de la comida y el vino y dejamos todo listo para estar incomunicados durante tres días de barco.
Volvemos al café después de comprar chucherías para la travesía y dos mujeres, madre e hija, que también viajarán con nosotros nos informan de que el embarque es a las 12 de la noche, en vez de a las 9, como era lo esperado. Igualmente vamos a las 9 a la sala de embarque, pues ya hemos recorrido todo el pueblo varias veces haciendo tiempo.
Cenamos y leemos mientras esperamos. A las doce entramos en nuestros camarotes. Las cabinas C, las más baratas son una serie de pasillos con literas, agrupadas de cuatro en cuatro, a ambos lados. Nosotros, chicos listos, ya sabíamos que las camas 9 y 10 correspondían a una litera que quedaba sola, mucho más íntima y privada. El chico encargado de las reservas, además, nos dio una con ventana. Estamos, dentro de lo malo, en el mejor sitio. Acomodamos todo y nos acostamos.
-Ana-

Viento
Nuestro primer encuentro con uno de los míticos elementos patagónicos, el viento, fue casual y descuidado. Mientras regresábamos de ver el glaciar Torre, de no ver el cerro de igual nombre debido a las nubes, se levantaban ráfagas violentas, remolinos que rugían antes de llegar y te descolocaban hasta los recuerdos cuando llegaban.
A partir de ese momento el viento no ha cesado hasta Puerto Natales. Al día sigueinte, en El Chaltén, mientras tratábamos de caminar hasta una cascada, enfrentamos un vendaval continuo y necio, persistente como un buen vendedor, que bajaba pegado a las aguas del ancho río Vueltas. Caminar era una tarea ingrata y resultaba imposible mantaner una conversación.
En El Calafate nos acompañó más bien su sonido y su soplo cansino en la noche, chocando contra el expuesto caserón en el que estábamos alojados. Aunque era de esperar, el viento era fuertísimo en el barco con el que fuimos a ver los glaciares del Lago Argentino. No sólo era debido al movimiento del buque, sino que aún estando parados notábamos su atravesarnos como si fuéramos espíritus. Bajaba, congelado e hiriente, desde los glaciares y se desplazaba a ras del agua hasta encontrar alguien o algo que levantar hacia el cielo, como si fuera un infantil forzudo empeñado en demostrar su desaprovechado poderío.
Puerto Natales, aunque algo protegido pro los canales, está en la costa del Pacífico. En elos tres días que hemos estado aquí el viento, procedente siempre del mar, aborregado y espumoso, ha sido constante e implacable. Daban ganas de embolsarlo, dominarlo, exprimirlo, pero nos conformamos con ponernos en lugares abrigados y simplemente verlo pasar, escondido en su esencia invisible pero patente.
-Luis-

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