El lugar es Patrimonio Cultural de la Humanidad. Se llama la Cueva de las Manos. Tardamos tres horas en llegar pero mereció la pena. Está ubicado en una quebrada, en la que el verde de la vegetación sigue las curvas de un pequeño río, en medio de la más extensa nada. Una guía nos explicó que hay más de novecientas manos estampadas en las paredes. La técnica que usaban era como un aerógrafo rudimentario. Las manos son imágenes en negativo. Los primitivos pobladores colocaban sus manos sobre la pared y con pigmentos minerales, mezclados con agua y sangre u orina, soplaban sobre ellas. Las hay de todos los colores y de todos los tamaños. Incluso hay un rincón en donde hay muchas con deformidades. También hay escenas de caza de guanacos, de mujeres pariendo y otras imágenes cotidianas. En conjunto fue una visita muy interesante.
Nos llevaron al pueblo Bajo Caracoles, donde sólo había un bar-tienda y esperamos al resto del grupo. De ahí continuamos viaje hasta El Chaltén, nueve horas más. Una de las veces paramos en un bar perdido, La Siberia, donde la señora tenía preparadas empanadas y pizzas calentitas. Ahí hablamos con una pareja de unos sesenta años, italianos, que estaban
Por fin llegamos a El Chaltén, ya de noche. Fuimos directos al cuarto y por suerte, aunque era para cuatro, sólo estábamos nosotros. El hostal tiene el típico aire montañero, lleno de escaladores que ansían subir al Fitz Roy.
-Ana-
La Siberia
Cerca de Tres Lagos hay una estancia llamada La Siberia. Está en plena Ruta 40, sumida en el vacío casi absoluto que para un visitante extraño significa esa carretera.
No me sorprende encontrar ahí una o varias casas, restos de uno o varios vehículos. No me extraña encontra verjas y caminos. Lo que me sobrecoge es el hecho de que haya personas viviendo allí, que el libre albedrío que se les supone los haya aparcado en ese confin igual que a otros los abandona en una playa caribeña o en una megaciudad como Río de Janeiro. Me alucina que vivan igual que nosotros, con los mismos objetos y los mismos ritmos y que, a pesar de eso, cuando vayan a Asturias y nos vean, o nos adivinen bajo nuestros paraguas se sorprendan de que haya gente que haya elegido vivir así y vivir allí.
-Luis-
1 comentario:
Has dado en el blanco, Blanco. Exactamente eso, exactamente así, lo he pensado a menudo, cuando he viajado: ¡es tan sorprendente que el cualquier parte del mundo allá gente que se arregle para vivir! ¿qué hacen ahí?¿que hacemos aquí..., viéndolo?
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